A pesar de que alrededor del 80% de los problemas cardiacos se da en las
naciones subdesarrolladas, la gran mayoría de las investigaciones sobre esta
materia suelen realizarse en EEUU o en Europa. Con la intención de conocer si los
factores de riesgo son los mismos con independencia de la región, los autores de
este nuevo trabajo seleccionaron a participantes de 52 países distintos.
La investigación estudió los casos de 15.152 pacientes, que habían sufrido un
primer ataque al corazón, y de otros 14.820 sujetos que no habían padecido
ningún infarto y que se utilizaron como grupo control. Los datos de este trabajo,
en el que participaron 262 científicos, han sido presentados durante la
última Reunión Anual de la Sociedad Europea de Cardiología.
El doctor Salim Yusuf, director del Instituto de Investigación sobre Salud de la
Población de la Universidad McMaster (Canadá), y su equipo realizaron distintas
pruebas para conocer la incidencia de nueve factores diferentes: colesterol,
consumo de tabaco, diabetes, peso, depresión y/o estrés, presión sanguínea,
dieta, ejercicio y consumo de alcohol.
Según recoge The Wall Street Journal, los autores del estudio señalan que a
partir de estas nueve medidas se puede «predecir virtualmente todo el riesgo» de
trastorno cardiaco. Una afirmación que, como destaca el diario
norteamericano, «desafía una parte importante del pensamiento actual que
mantiene que sólo la mitad de los ataques de corazón se dan por factores
convencionales».
De los nueve elementos señalados por el trabajo, el desequilibrio entre los niveles
de colesterol malo y bueno resultó ser el más importante, ya que determinó casi
la mitad del riesgo de padecer un infarto. El consumo de tabaco, la diabetes, la
tensión alta y la obesidad también resultaron ser fundamentales.
Asimismo, el estudio subraya que el estrés y la depresión dieron lugar a un riesgo
2,5 veces mayor, «un nivel que sorprendió al doctor Yusuf quien previamente se
había mostrado escéptico con el rol de los factores psicosociales en la enfermedad
de corazón», explica The Wall Street Journal.
«El típico científico biomédico no está interesado en el estrés, en parte porque se
siente incómodo con el concepto, con la cierta indulgencia con la que se mide», ha
señalado el autor, según publica The New York Times. «Me adentré con un poco
de hostilidad aprendida de cara al estrés, pero he cambiado de idea tras haber
visto los resultados», añade.
El consumo de frutas y verduras estuvo asociado con una reducción del 30% en el
riesgo individual de ataque al corazón; el ejercicio regular y el consumo
moderado de alcohol disminuyó el riesgo en un 14% y un 9%,
respectivamente.
A partir de los resultados obtenidos, los autores sugieren que la actuación sobre
estos nueve factores puede disminuir las complicaciones cardiacas en un 90% de
los casos, y no en un 50% como se creía hasta el momento.
Se trata de una estrategia cuya eficacia podría ser global para los distintos países
ya que, como ha afirmado el doctor Yusuf, el impacto fue el mismo «en cada
grupo étnico y en cada región del mundo».
Según publica The Wall Street Journal, Jean-Pierre Bassand, presidente de la
Sociedad Europea de Cardiología, ha destacado que «los factores de riesgo son
los mismos en todo el planeta».
Este diario norteamericano subraya las palabras del doctor Yusuf sobre la
importancia de «dedicar más tiempo y esfuerzo en comprender por qué las
personas adquieren estos riesgos y cómo cambiarlos». Además, este experto
propone la creación de una serie de normativas que regulen la publicidad
alimenticia y la organización urbana para promover la actividad física.
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