John Reilly, profesor universitario, afirmó al respecto que «se necesitan con
urgencia intervenciones de salud pública que incluyan estrategias populares que
aumenten la actividad física y reduzcan la conducta sedentaria en los primeros
años de la vida».
En Gran Bretaña, cerca del 16 por ciento de los niños entre 6 y 16 años son
obesos y, según expertos en salud, esta cifra podría aumentar.
Los alimentos poco saludables, la falta de ejercicio y la cantidad de horas que
pasan ante la televisión o jugando videojuegos parecen ser los factores
responsables del alarmante incremento del sobrepeso y obesidad en los
niños.
La obesidad infantil aumenta el riesgo de que los niños desarrollen diabetes de
tipo II en su juventud y que posteriormente padezcan cardiopatía, ciertos tipos de
cáncer o experimenten un ataque cerebro vascular.
Reilly y sus colegas, que publicaron sus hallazgos en la revista médica The
Lancet, cuantificaron el total del gasto energético (TGE), la actividad física y el
grado de conducta sedentaria de 78 niños de tres años y volvieron a estudiarlos
dos años después.
Reilly aseguró que «hemos demostrado que el TGE fue bajo tanto a los tres como
a los cinco años en ambos sexos, especialmente en las niñas».
James Hill advirtió, en un comentario sobre el estudio del Centro de Ciencias de la
Salud de la Universidad de Colorado, Estados Unidos, «que hay que tomar
medidas para impedir el aumento de peso en los niños».
Explicó que «el incremento de la actividad física tiene que formar parte de
cualquier esfuerzo de prevención del aumento de peso. Es más fácil cambiar la
conducta para no engordar que tratar la obesidad cuando ya se ha desarrollado».
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