«Las familias argentinas cometen algunos errores en la alimentación, que
necesitan ser corregidos para mejorar la salud de la población, como el excesivo
consumo de carnes rojas, grasas, productos refinados y otros de panadería, que
contienen grasas saturadas y un consumo limitado de calcio», expresó Longo,
profesora titular de la carrera de Nutrición de la UBA.
«Los adultos ingieren muy poca leche y sus derivados; el niño lo hace hasta cierta
edad y luego la abandona porque no se les enseña desde la edad escolar la
importancia que tiene el calcio durante el crecimiento. El consumo de verduras y
frutas también es escaso. Además, cocinamos con mucha grasa y mucha sal,
llevando a un aumento de colesterol y triglicéridos, y a un aumento de la presión
arterial», concluyó.
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