El desayuno se convirtió en nuestros días en la comida más rápida y esquiva
de la jornada. Muchas veces no desayunamos en casa o tomamos sólo café. La
mayoría de los nutricionistas creen que esta práctica no es prudente sobre todo si
se está tratando de controlar el peso.
Es que un buen desayuno nos otorga más energía para afrontar nuestras
actividades del día. Sin un buen desayuno somos más propensos a sentirnos
fatigados y a sentir la urgencia de comer algo dulce o graso. Normalmente estos
antojos añaden calorías y gramos de grasa sin proporcionarnos nutrientes
valiosos. Nos engordan sin alimentarnos. Si tomamos un buen desayuno estamos
disminuyendo las posibilidades de los ataques de hambre.
Por otro lado, en Estados Unidos hay varios estudios que demuestran que los
niños que no desayunan no obtienen los mismos resultados de los niños que
comen un buen desayuno. Aunque los estudios son con niños, los resultados
pueden ser generales. El desayuno nos brinda energía en el momento que más lo
necesitamos. Provee nutrientes valiosos para tareas físicas e intelectuales.
Nuestra mente no trabaja bien sin tener los nutrientes que necesita y la
productividad baja.
Además, al esquivar el desayuno o no comer apropiadamente estamos haciendo
nuestro metabolismo más lento, porque nuestro cuerpo piensa que tiene que
ahorrar calorías para el resto del día.
Por lo antedicho, se recomienda no excluir al desayuno de nuestra dieta. Con sólo
10 minutos invertidos, podemos prepararnos un buen desayuno.
Un desayuno nutritivo debe incluir todos los grupos alimenticios y como en todas
nuestras comidas la mayoría de las calorías deben provenir de los carbohidratos
complejos. Los carbohidratos complejos incluyen: pan integral, cereal entero,
frutas y granos.
Además se debe incluir proteína. En este grupo están los huevos, la leche, queso,
las carnes y derivados de la soja. Hay que tener cuidado si se desea perder peso
de no consumir mucha grasa en este grupo, para esto podemos seleccionar las
opciones sin grasa o bajas en grasa de la leche, los quesos y las carnes. La
proteína es muy importante porque nos da la sensación de satisfacción por varias
horas.
Cereales, leche, frutas, yogurt descremado, tostadas de pan integral, quesos
bajos en grasa, jugos de frutas naturales, café o cualquier otra infusión son
siempre partes recomendables para un desayuno nutritivo.
Acostumbrarnos a desayunar, nos ayuda a que lleguemos al almuerzo con el
apetito adecuado para disfrutar de la comida, comer con tranquilidad y
pausadamente.
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