El trabajo científico se hizo en base a otros estudios médicos publicados en
revistas de expertos muy reconocidas, tales como The Lancet y Journal of the
American Medical Association. Un análisis detallado de toda esta información
confirma que no solamente a niveles de grandes grupos «el asesino silencioso»
está muy relacionado con la dieta, sino que también a nivel de pacientes
individuales la ingesta de mayor cantidad de vegetales ayuda a bajar la presión
sanguínea.
En principio, los vegetarianos tienden a ser más delgados, y esta es una de las
razones por las cuales su presión no suele alcanzar niveles problemáticos para la
salud. Además, la ingesta de potasio es mucho más alta y hay una cantidad de
comidas que, basadas en vegetales y legumbres, modulan la viscosidad de la
sangre. Con la presión más baja, los vegetarianos sufren menos riesgo de
ataques cardíacos, infartos y fallas renales.
«Son muchas las personas que desconfían de los efectos secundarios que tienen
las drogas utilizadas para bajar la presión, además del gasto económico que
significan. Nuestro análisis de 80 estudios científicos sugiere que una dieta
vegetariana puede ser un tratamiento mucho más seguro, simple y barato que
píldoras», comentó la nutricionista Susan Gerkow, integrante del Comité Médico
para una Medicina Responsable.
Además aconsejó: «Una persona con riesgo de hipertensión debería sustituir una
hamburguesa por una ensalada hoy y comer una pasta marinara sin albóndigas
de carne mañana. Después de seis semanas de llevar a cabo cambios tan simples
como estos podrá advertirse que la presión sanguínea comienza a bajar». De
todas formas, admite que hay casos en los que con la dieta únicamente no
alcanza, y o hay que hacerla más estricta o ayudarse con alguna ingesta de
píldoras.
Fuente: www.saludyciencias.com.ar
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