«Hemos observado que las ratas adolescentes adictas consumen dos veces
más nicotina por kilogramo de peso que las adultas», aseguró Edward Levin a la
revista Newscientist, quien añade que «también detectamos que seguían
tomando el doble una vez que superaron la adolescencia».
Para dirimir las causas de porqué esto sucede los científicos suministraron
nicotina a roedores adolescentes -con una edad equivalente a los 14 años
humanos- y otros adultos. Las ratas accedían a la nicotina sirviéndose de un
botón que al pulsarse les proporcionaba una inyección de dicha droga. A los
roedores adolescentes se les permitió el acceso a la droga durante 40 días,
mientras que a las adultas se les dejó hasta 70.
Las razones de este elevado consumo no están del todo claras, pero los expertos
apuntan como posibilidad que algunas áreas cerebrales como el córtex frontal y el
hipocampo, partes relacionadas con el sistema de recompensa o de la obtención
de placer, son más sensibles durante la adolescencia puesto que el cerebro está
organizando sus conexiones neurológicas.
«Si uno esculpe su cerebro alrededor de una adicción ésta tiene más posibilidades
de hacerse permanente», aseguró el autor del estudio, que fue publicado
en Psichopharmacology. Se trata de un proceso similar al que permite a un niño
aprender cosas mejor que los adultos. Y en el caso de la adicción ocurre lo
mismo, es decir, que la aprenden mejor.
El equipo investigador espera que sus averiguaciones puedan servir para futuros
tratamientos. «Es posible que en un futuro se planteen estrategias distintas para
quien quiera dejar de fumar dependiendo de si ha empezado a fumar joven o no».
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