Por el contrario, cuando la enfermedad es detectada a tiempo, lo que ocurre
sólo en un 25% de los casos, el índice de supervivencia se multiplica
considerablemente.
Debido a la naturaleza de este tipo de tumores, los expertos centran sus
esfuerzos en minimizar los efectos de la enfermedad sobre las pacientes. En esta
línea, un grupo de científicos de la Universidad australiana de Queensland, decidió
analizar los efectos de la dieta por tratarse de un factor que las propias mujeres
podían controlar por sí mismas fácilmente.
Sus investigaciones, publicadas recientemente en el International Journal of
Cancer, se basaron en la comparación de 609 mujeres que padecían un cáncer
de ovario de carácter invasivo. Mediante un cuestionario, cada una de ellas
respondió acerca de su consumo de 119 alimentos diferentes en el transcurso del
último año, anterior al diagnóstico. Aquellas que más verduras habían comido en
todo ese tiempo fueron también quienes sobrevivieron durante más de cinco años
a la enfermedad. El repollo, la coliflor, el brócoli o la col, de la familia de las
crucíferas, son algunos de los alimentos más beneficiosos, así como aquellos ricos
en vitamina E (zanahoria, tomate, espárragos, espinaca, palta…). Sin embargo,
no se apreciaron las mismas ventajas cuando la vitamina procedía de
suplementos artificiales en lugar de alimentos frescos.
En cambio, los productos lácteos resultaron tener el efecto contrario. Las mujeres
que consumían más lactosa, calcio y otros alimentos derivados de la leche tenían
hasta un 30% más de probabilidades de fallecer que las que tomaban menos
cantidades de estas sustancias.
Aunque los datos corresponden a momentos anteriores al diagnóstico, los
expertos sospechan que estas ventajas son similares si esta alimentación se
continúa después. De hecho ésta no es la primera evidencia que se publica para
demostrar las ventajas de una dieta sana y equilibrada. En la actualidad, por
ejemplo, se están llevando a cabo ensayos para descubrir si la alimentación
podría influir en la supervivencia de las mujeres que padecen un cáncer de mama
y el riesgo de que, una vez extirpado el tumor, la enfermedad vuelva a
reaparecer.
Pero a pesar del peso de las evidencias, los expertos reconocen que es
demasiado pronto para recomendar un cambio de dieta a las enfermas de cáncer
de ovario.
«Es importante que nuevas investigaciones confirmen estos resultados antes de
realizar ninguna recomendación, fundamentalmente hasta que podamos analizar
en más profundidad los efectos que tiene la alimentación después del diagnóstico»
concluyó una de las investigadoras, la doctora Christina Nagle.
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