Investigaciones previas ya habían alertado sobre la relación entre la ingesta
de carnes rojas y cáncer, enfermedades coronarias y ciertas inflamaciones. No
obstante, estos estudios se habían centrado en el daño ocasionado por las grasas
insaturadas y algunos componentes derivados de la cocción. Ahora, científicos de
la Universidad de California (EEUU) han investigado por primera vez cómo la
absorción de una molécula -Neu5Gc- no producida por el ser humano y presente
en alimentos como el cordero, el cerdo, la ternera y la leche provoca que el
cuerpo la reconozca como una amenaza, con la consecuente activación del
sistema inmunológico.
En opinión del experto Ajit Varki, «aunque es improbable que la ingestión de esta
molécula esté relacionada con el desarrollo de determinadas enfermedades, es
concebible la idea de que su consumo gradual provoque una acumulación en los
tejidos sanos. De esta forma podría explicarse un flujo anormal de anticuerpos, lo
que podría contribuir al proceso inflamatorio que va unido a varias
patologías».
La absorción de este compuesto, denominado ácido sialico, también puede estar
relacionada con el rechazo de órganos trasplantados, aseguran los
investigadores. Como la demanda de donaciones es cada vez mayor y el número
de donantes apenas varía, la utilización de partes trasplantables de algunos
animales (xenotrasplante) podría verse invalidada cuando el cuerpo reconoce
dicha molécula, lo que facilita mucho las posibilidades de rechazo. Además,
estudios anteriores habían detectado pequeñas cantidades de esta molécula en
células cancerosas.
Para asegurarse que la absorción del ácido sialico se producía mediante la ingesta
de alimentos, y de que su eliminación no era completa, tres miembros sanos del
equipo investigador bebieron una solución que contenía dicho compuesto. Un
análisis de los voluntarios determinó que el cuerpo elimina prácticamente la
totalidad, aunque una pequeña parte es metabolizada por el organismo. Pasados
tres días desde la ingesta, los niveles eran entre el doble y el triple de lo normal.
A la semana la concentración de esta sustancia estaba dentro de los márgenes
razonables.
«Es posible que los humanos hayamos desarrollado cierto tipo de tolerancia o
indiferencia hacia la molécula Neu5Gc. No obstante, la mayoría de los humanos
continuamos fabricando anticuerpos contra ella», afirma Varki.
Los autores de la investigación publicada en Proceedings of the National
Academy of Sciences opinan que todavía es pronto para establecer una relación
causal entre la molécula y algunas enfermedades. Sin embargo, los científicos
creen que estas observaciones deben ser estudiadas más a fondo en estudios
posteriores que determinen el mecanismo de absorción.
Deja una respuesta