Dormir con los padres puede traer riesgos para el bebé

Alrededor del 13% de los padres afirma compartir la cama con sus hijos
recién nacidos para tenerlos más controlados, pero se ha demostrado que esta
práctica no es buena. El niño se expone a peligros que no sufriría en una cuna o
en un espacio especialmente diseñado para él.

Según un estudio, las muertes por asfixia accidental entre los bebés menores de
ocho meses han aumentado de manera preocupante en la década de los 90 en
Estados Unidos.

«La posibilidad de morir crece drásticamente entre aquellos niños que duermen en
camas con adultos», señaló James Kemp, uno de los miembros de la investigación
y profesor de pediatría en el Colegio de Medicina de la Universidad de San Louis.
«El número de fallecimientos es muy grande, mucho mayor de lo que había
pensado en un principio», añadió.

En la década de los 80, se contabilizaron 513 casos de muertes infantiles por
asfixia frente a los 883 casos registrados en la década de los 90. El estudio
revela, sin embargo, que entre estas defunciones, las que se produjeron en cunas
disminuyeron de 192 a 107. Por el contrario, los decesos ocurridos en camas de
adultos pasaron de 152 a 391 y las que tuvieron lugar en sofás o sillones
aumentaron de 33 a 110.

La primera causa de estas muertes fue que el cuerpo del bebé quedó atrapado
entre dos espacios (en el 72% de las ocasiones), generalmente entre la cama y la
pared. Otros motivos pueden ser que los cuerpos de los padres aplasten al niño
involuntariamente mientras duermen o que la ropa de cama (almohadas,
mantas…) cubra totalmente al pequeño y no le deje respirar.

El riesgo que tienen los bebés de morir ahogados accidentalmente en el sueño se
debe a que los niños con pocos meses de vida carecen de la habilidad motora
necesaria para escapar de las potenciales amenazas para su seguridad que
sufren durante la noche, sobre todo, cuando duermen en camas no diseñadas
específicamente para ellos. En los 90, una media de 2,6 millones de bebés
dormían, por regla general, en cunas, mientras que unos 360.000 lo hacían
habitualmente en camas. En el período de 1995 a 1998, las muertes infantiles
producidas en cunas fueron de 0,63 frente a las 25,5 registradas para los que
estaban en camas, para una muestra de 100.000 niños.

Este aumento de la mortalidad por asfixia entre los bebés en los últimos años
contrasta con el descenso, casi a la mitad, de las defunciones por el síndrome de
la muerte súbita. La disminución de esta última se debe, en gran parte, a la
campaña educativa que en 1992 realizó la Academia de Pediatría Americana
recomendando a los padres que acostaran a sus hijos de espaldas y no boca
abajo. Por este motivo, el doctor Kemp consideró necesario llevar a cabo otra
campaña educativa similar para alertar a los progenitores de los peligros que
conlleva que sus hijos duerman en camas de adultos.

Publicado en: Novedades

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