El estudio se publicó en la última edición de la revista Neurology, editada
por la American Academy of Neurology.
La investigación observa que las personas con las menores cantidades de
vitamina C (menos de 95 mg.) en sus dietas diarias tenían una propensión mayor
en un 30% de sufrir un infarto cerebral que aquellas personas que tomaban las
mayores cantidades de vitamina C en sus dietas diarias (más de 133 mg.)
Los fumadores con dietas altas en vitamina C reducían su riesgo de sufrir un
infarto en un 70% en relación con los fumadores que se alimentaban con poca
vitamina C. Antioxidantes como la vitamina C pueden proteger a las células del
estrés oxidativo, lo que tiene relación con el infarto.
La vitamina E es también protectora para las personas que fuman. Aquellos con
dietas altas en vitamina E tenían una probabilidad menor en un 20% de sufrir un
infarto cerebral que aquellos que consumían dietas bajas en vitamina E, pero ni
esta ventaja ni esta desventaja se observaron entre personas no fumadoras que
tomaban dietas altas en vitamina E.
En las pruebas realizadas para el nuevo estudio participaron 5.197 personas
mayores de 55 años que vivían independientemente y que nunca habían sufrido
un infarto. Estas personas fueron monitorizadas durante una media de 6,4 años y,
durante este tiempo, 253 de ellas sufrieron infartos cerebrales.
Deja una respuesta