Bañarse o practicar deportes en áreas contaminadas puede provocar
enfermedades leves o graves debido al contacto con organismos peligrosos –
como bacterias, hongos y parásitos- y, en casos extremos, hasta con agentes
químicos.
Los grupos más vulnerables a estas exposiciones y que requieren mayor cuidado
son los niños y los ancianos, recordó la organización.
«En África, América, Europa y algunas regiones de Asia, las aguas costeras y del
interior están frecuentemente contaminadas por materias fecales y residuos, que
representan un riesgo para la salud humana», dijo Jamie Bratram, coordinador del
Programa de Agua, Servicios Sanitarios y Salud de la OMS.
Sobre este asunto, la OMS acaba de publicar una guía sobre el ocio seguro en
ambientes acuáticos, en la que aconseja la vigilancia adulta de los niños, el uso
de salvavidas y la limitación del nivel de alcohol en la sangre durante las
actividades en el agua.
Según esta organización de la ONU, se calcula que en los países desarrollados un
tercio de las aguas residuales no han sido sometidas a un tratamiento adecuado,
mientras que en el mundo subdesarrollado esa proporción sería aún
mayor.
«Frecuentemente vemos a los niños bañándose en las mismas aguas donde las
madres lavan los pañales de los bebés, o donde las personas hacen sus
necesidades», comentó la microbióloga Bettina Genthe.
El problema tiene además una importante incidencia económica por cuanto cada
año millones de personas pasan sus vacaciones en las zonas costeras en busca
de la playa y el sol, recordó Bratram.
El turismo es el tercer sector económico más importante del mundo y para
algunos países y regiones del mundo, como el Caribe, representa una de sus
primeras fuentes de divisas.
Los especialistas de la OMS advierten de que en ningún caso los problemas de
calidad del agua se circunscriben a los países pobres. Como ejemplo se menciona
el caso del Reino Unido, donde sólo la mitad de las playas del país son
recomendadas como «aptas» por su nivel de limpieza.
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