Los hallazgos de laboratorio ofrecerían una novedosa manera de combatir la
infección por el virus VIH, que causa el sida, al evitar que se disemine por todo el
cuerpo, aseguraron los científicos esta semana.
Un grupo de expertos de la Universidad de Tokio, dirigido por Kuzushige Kawai,
halló un compuesto llamado galato de epigalocatequina (EGCG, por sus siglas en
inglés), que se cree que contiene más de los beneficios de salud que se hallan en
el té verde, pues ataca rápidamente las puertas de entrada que el virus del sida
usa para invadir las células.
El VIH prefiere infectar a las células llamadas linfocitos T CD4, y usa una entrada
molecular llamada receptor CD4 para lograr el acceso.
Al unirse primero con la molécula CD4, el EGCG evita efectivamente que el VIH
se adose a la membrana, al menos en pruebas experimentales en recipientes de
laboratorio.
«Esto abre potencialmente una vía de prevención de infecciones de VIH», dijo
William Shearer, profesor del Colegio de Medicina de Baylor en Houston, quien
escribió un editorial anexo al estudio titulado «¿Hay algo que la naturaleza está
tratando de decirnos?».
El estudio, que fue publicado en la edición más reciente del Journal of Allergy and
Clinical Immunology (Revista de Inmunología Clínica y Alergia), dice que los
investigadores todavía están realizando observaciones para explicar por qué el
EGCG es atraído a la molécula CD4.
Estudios previos han revelado que las personas que beben mucho té verde tienen
índices más bajos de cáncer, cardiopatía y artritis reumatoide. Además, en
septiembre, el Departamento de Agricultura de Estados Unidos halló que las
personas que beben té negro vieron que su colesterol disminuyó entre un siete y
un 11 por ciento.
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