No es fácil definir lo que debe entenderse por dieta equilibrada pues incluso
existe algún confusionismo, por ejemplo, con dieta normal o correcta. Sin
embargo, desde el punto de vista práctico, los conceptos de dieta equilibrada,
correcta o normal pueden ser utilizados como sinónimos aun cuando desde el
punto de vista académico podamos encontrar algunas diferencias.
Por otro lado, cuando se habla de dieta equilibrada cabe preguntarse ¿equilibrada
para qué o para quién? Parece claro que no serán las mismas las necesidades de
energía y nutrientes de un niño o de una persona de edad avanzada, ni de un
individuo sano o enfermo y lógicamente la dieta ha de cubrir estas necesidades
para cualquiera de estas situaciones. Tampoco, será el mismo patrón de
alimentación, el que trate de cubrir estas necesidades para las circunstancias que
estamos comentando.
Tampoco debemos olvidar, que no se come solamente para mantener la salud
(éste es, por supuesto, el objetivo prioritario), sino también por placer y de
acuerdo con una riquísima herencia sociocultural que constituyen los llamados
hábitos alimentarios. En este sentido, conviene recordar que hoy se considera que
una dieta, por muy bien programada que esté desde el punto de vista nutricional,
si se olvidan estos dos aspectos del comer (placer y hábitos alimentarios),
fracasará. De ahí que la dieta tenga que ser sana, nutritiva, palatable (por
palatabilidad, se entienden los diferentes factores que deciden la aceptación de un
alimento o dieta por los consumidores) y además que esté de acuerdo con
nuestros hábitos alimentarios, en un lugar y momento determinado.
Nota: Ante cualquier duda, consulte a su médico.
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