«Aunque el control de peso supervisado por un médico resulta beneficioso
para los jóvenes obesos, nuestros datos sugieren que para muchos adolescentes,
las dietas no sólo son ineficaces sino que, además, pueden promover un aumento
de los kilos», señalan los autores de un estudio realizado en el Hospital Brigham y
en el Hospital de Mujeres de Boston entre 1996 y 1998.
Para esta investigación, publicada en el número de octubre de la revista oficial de
la Academia Americana de Pediatría, Pediatrics, se utilizó una muestra de
16.000 chicos estadounidenses con edades comprendidas entre los nueve y los 14
años. El 30% de las mujeres y el 16% de los varones estaban a dieta cuando el
estudio comenzó.
Los investigadores descubrieron que los niños que afirmaban estar a régimen, ser
activos e ingerir menos calorías que sus compañeros, ganaban más peso que los
que no hacían ningún tipo de dieta. Una de las niñas incluidas en el estudio, a
pesar de hacer régimen, ganaba cada año 1 kilo más que otras chicas de su edad
que no hacían nada.
Los jóvenes que se ponen a dieta pueden engordar porque su metabolismo se
vuelve más eficiente y, entonces, necesita menos calorías para mantener el peso
o, incluso, para aumentarlo. Otro de los motivos, según el estudio, es que las
dietas muy estrictas no se siguen de forma continuada y cuando se terminan, los
chicos suelen cometer excesos en las comidas.
«Observamos que en el periodo en que la persona no hace régimen, come
demasiado, más que antes de ponerse a dieta, y esto provoca el aumento de
peso», explica el estudio.
Los investigadores recomiendan que, tanto los jóvenes como los adultos, que no
tengan un sobrepeso excesivo «adopten una estrategia modesta para controlar los
kilos, que incluya actividad física pero no una reducción drástica de la ingesta de
calorías».
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