El negocio de los vinos, que se encuentra en franca expansión, le deja a la
Argentina en materia de exportaciones unos 70 millones de dólares por
año.
Las trabas europeas estaban centradas en la práctica enológica argentina de
agregar -cuando el nivel de acidez natural del vino es insuficiente- un producto
inocuo para la salud humana llamado ácido málico, que se obtiene de diversas
frutas.
Al cabo de un año de difíciles negociaciones diplomáticas impulsadas desde
Buenos Aires, Bruselas y Ginebra, la Argentina obtuvo de los europeos la luz
verde para exportar sus vinos al mercado comunitario sin trabas de tipo
técnico.
El episodio señala la importancia que el «business» de los vinos tiene para muchos
países europeos (como Italia, Francia o España), rubro que ya se está
implementando con más fuerza en el Cono sur con vistas a las futuras
negociaciones para crear un acuerdo de libre comercio entre el Mercosur y la UE.
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