En el trabajo intervino el doctor Fernando Carrari, investigador del Conicet,
que trabaja en el Instituto de Biotecnología INTA Cautelar, Argentina. Se estudió
el metabolismo central en frutos del tomate. Y se aprendió a mejorar el cultivo
para llegar a una mejor combinación de calidad y rendimiento.
El desarrollo se centró en encontrar la variabilidad metabólica, al agregar
diversidad genética en los frutos de tomate cultivado. Para ello se logró cruzar un
tomate cultivado con una especie en estado salvaje, comunes en el oeste del
continente americano, desde México hasta la provincia de Mendoza,
Argentina.
Los resultados de la cruza fueron alentadores ya que a las características
intrínsecas de los tomates silvestres, cuyas moléculas son precursoras de
vitaminas, se le encontraron 890 atributos interesantes para la industria
farmacéutica y otros 350 asociados directamente al rendimiento de las
cosechas.
Según el doctor Carrari el desafío de la biociencia es entender el sistema
biológico en su conjunto. Y por ejemplo- los alimentos nutricionales de esta
cruza de tomates están directamente relacionados con la estructura de la planta,
lo que llevó a la conclusión que los atributos nutricionales están más ligados a la
morfología que a la genética.
Los expertos aseguran que la técnica de monitoreo metabólico que utilizaron se
podría aplicar con facilidad a otros cultivos, como el maíz, la papa, o el arroz, con
el objetivo de ayudar a entender los procesos genéticos que incrementan la
concentración de metabolitos y seleccionar las líneas genéticas que garanticen el
mejor rendimiento posible de estos alimentos.
Lo importante es que los nuevos tomates que se desarrollaron fueron obtenidos
por cruzas de especies. Por lo tanto, no se los considera transgénicos de
laboratorios, que no suma introducir genes foráneos. Y esto significa que será un
producto aceptado por los mercados europeos.
Fuente: www.saludyciencias.com.ar
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