Aunque de momento no haya razones para la intranquilidad, en la
Organización ya han manifestado la urgencia de prestar atención al
problema.
La culpa de la elevada contaminación las tienen las prácticas de ganadería y
agricultura intensiva, el uso excesivo de fertilizantes y combustibles
fósiles.
Y el problema no es sólo de salud, sino medioambiental. Por eso José María
Múgica, director de la OCU, ha pedido urgentemente datos oficiales sobre el nivel
de nitratos a los Ministerios de Sanidad y Medio Ambiente, aunque estos aún no
han sido facilitados.
Según Múgica es muy difícil que los nitratos por sí mismos produzcan cáncer,
porque para ello se deben dar grandes dosis de consumo y durante mucho
tiempo, pero que sumados a otras sustancias potencialmente cancerígenas son
muy peligrosos. La cantidad que una persona de 70 kilos puede ingerir al día es
de 259 miligramos. En el caso de los niños la cantidad recomendada es menor, ya
que pesan menos y esta sustancia tiene mayor influencia.
Además hay que tener en cuenta que los nitratos no sólo se concentran en las
verduras, sino también en otros alimentos que forman parte de nuestra dieta
como la charcutería y el agua. Desde la OCU advierten que el efecto suma
puede disparar la cantidad ingerida.
La procedencia de las verduras no influye en la contaminación de estas. Que las
verduras se presenten envasadas o a granel, que sean adquiridas en grandes
superficies o pequeños comercios, o que se encuentren congeladas o frescas no
es un factor determinante en la peligrosidad de estas. En lo que sí hay diferencias
es en el tipo de verdura. En el caso de las acelgas, un producto que no se
encuentra legislado en el reglamento aprobado por la Unión Europea, los niveles
eran mucho más elevados.
Para evitar o reducir los riesgos que conlleva consumir estas
verduras contaminadas cocerlas es un buen remedio, aunque así también se
pierden nutrientes favorables.
Deja una respuesta