Un estudio realizado por la Universidad de Columbia en Nueva York y
dirigido por el Doctor Yaakov Stern, comprobó que la activación cerebral depende
del grado de inteligencia.
En la investigación se les dio a 19 personas normales de diferentes coeficientes
intelectuales tareas de memoria en los que tenían que reconocer formas
abstractas y sin sentido mientras se observaba su actividad cerebral mediante
resonancia magnética.
Esta unión entre inteligencia y el uso de ciertas zonas del cerebro podría estar
vinculada con el Alzheimer. Estudio tras estudio se ha demostrado que las
personas que bailan, hacen puzzles y mantienen sus mentes en forma tienen un
riesgo menor de padecer Alzheimer, lo que ha llevado a los científicos a pensar
en una «reserva cognitiva» que les permite tolerar mejor los daños de la
enfermedad y de otras demencias. En la actualidad, 18 millones de personas
padecen esta enfermedad sin cura.
No es una cuestión del tamaño del cerebro, sino de cómo se usa. La resonancia
magnética mostró que la gente con más inteligencia tiene más actividad en los
lóbulos centrales. «Aunque lo importante ahora no son las áreas, que seguro que
son significativas, si no establecer las diferentes actividades» dijo el director del
trabajo, publicado por el Journal of Clinical and Experimental
Neuropsychology.
Como el propio Stern ha declarado, el siguiente paso será llevar a cabo estudios
comparando a ancianos sanos con enfermos de Alzheimer y a jóvenes con
mayores. En investigaciones anteriores el doctor ya había demostrado que
existen diferencias también entre las áreas del cerebro que usan unos y
otros.
La detección del mal en sus etapas iniciales es fundamental, ya que aunque no
tiene cura, hay muchas terapias y remedios que puede alargar y mejorar las
condiciones de vida del enfermo.
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