La consulta realizada a 50 jóvenes de entre 18 y 22 años reveló que el 40%
de los estudiantes no desayuna, en tanto que el 60% restante no siempre lo hace
bien, porque sólo un 34% elige tomar leche, mientras que el 66% elige infusiones
como té, mate o café, que si bien tienen un efecto farmacológico, no aportan
ningún nutriente y dificultan funciones gástricas o digestivas.
Por otra parte, las galletitas dulces, los bizcochos y las facturas -ricos en grasas y
azúcares-, son mucho más consumidas (59%) que el pan (11%). Además, el 90%
consume comida hecha en su casa, factor que determina que el segmento del
presupuesto destinado a la alimentación no sea superior a $40 (US$ 14)
semanales, de acuerdo a los datos recabados.
Las reglas esenciales de la buena alimentación establecen la necesidad de cuatro
comidas diarias mínimas: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Eso permite, por
un lado, evitar prolongados períodos de abstinencia durante el día, y por el otro,
que no haya un exceso de alimentos en una sola comida.
La alimentación balanceada tiene que ser suficiente en valor energético, completa
en calidad de nutrientes, armónica y equilibrada en su distribución diaria.
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