Un equipo de científicos del Kings College de Londres, Reino Unido, estudió a
cerca de 6.600 personas de 27 países europeos, durante más de una
década.
Ellos analizaron los efectos del peso y el acto de fumar sobre la salud de los
pulmones, mediante pruebas de la función pulmonar.
Estas pruebas miden el volumen de aire que una persona mantiene en sus
pulmones y cuánto pueden exhalar en un segundo: entre más alto es el número,
más saludable es la condición de los pulmones.
Los exámenes mostraron que, como era de esperar, con el paso del tiempo los
fumadores tenían un mayor deterioro pulmonar que los no fumadores, y que
quienes dejaban de fumar tenían mayores probabilidades de aumentar de
peso.
El aumento de peso era mayor en personas que habían abandonado el cigarrillo
recientemente y menor en quienes habían dejado de hacerlo, pero habían vuelto
a fumar.
Además, los ex fumadores que habían aumentado de peso tenían una peor
función pulmonar que quienes mantenían el mismo peso.
Los investigadores calcularon que un hombre que deje de fumar, pero aumente
un kilogramo al año, no mejora en función pulmonar porque ambas cosas se
anulan.
Las mujeres tendrían que aumentar 2,3 kilos al año para que ocurra lo
mismo.
«Nuestros datos sugieren que el aumento de peso es un factor importante para la
reducción de los efectos beneficiosos de dejar de fumar sobre la función
pulmonar», dijo la Dra. Susan Chinn, jefa del equipo de investigación.
Los autores del estudio, publicado en la revista Lancet, consideran que es una
buena idea que quienes piensen dejar de fumar se dirijan a un especialista para
que les aconseje una dieta adecuada.
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