El estudio descubrió que el riesgo de muerte por cardiopatía era un 33 por
ciento menor para quienes consumen una dieta al estilo del Mediterráneo y el
índice de muerte por cáncer fue un 24 por ciento menor, comparado con
voluntarios que comieron otros alimentos.
La dieta, que varía de país a país, con frecuencia incluye porciones mensuales de
carne y un consumo semanal de pollo, huevos y dulces.
Las verduras, las frutas, las nueces, las leguminosas, los cereales no refinados, el
aceite de oliva, el queso y el yogurt se consumen casi todos los días, así como el
pescado. El vino se consume con moderación.
Aunque el aceite de oliva es ampliamente considerado como beneficioso, el
equipo de investigación dirigido por Antonia Trichopoulou, de la Facultad de
Medicina de la Universidad de Atenas, señaló que ningún alimento específico en la
dieta, al parecer, era el responsable del mejoramiento en la salud.
«Los componentes individuales pueden tener pequeños efectos que emergen sólo
cuando se integran», indicaron los investigadores.
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