En las tiendas de tabaco cerradas en Francia fueron colgadas banderas
negras, y el 90 por ciento de los 34.000 vendedores del país se unió a un «día de
duelo» sin precedentes por las medidas, que según ellos amenazan con la
desaparición de la industria.
La batalla implicó un día difícil en una nación donde hay 20 millones de
fumadores.
«¡Grandioso!», ironizó Hakim Hachouche, un bailarín que buscaba
desesperadamente una tienda de tabaco abierta mientras se dirigía a su ensayo
matutino. «No puedo fumar un cigarrillo ni siquiera si estoy dispuesto a pagar más
por éste».
El precio promedio de una cajetilla se incrementó de 4,60 a 5,40 dólares. El
aumento, el segundo desde enero, surgió mientras el gobierno emprende la
campaña más agresiva contra el tabaquismo en la historia de Francia.
Un tercer incremento, previsto para comienzos de 2004, llevará el precio de la
cajetilla a unos 6,30 dólares, casi 50 por ciento más de lo que costaba hace un
año.
«Esta es una guerra contra el tabaquismo, y estamos atacando desde todos los
frentes», dijo Helene Monard, portavoz de la división antitabaquismo del Ministerio
de Salud. «Nunca hemos tenido una campaña tan fuerte. Nunca»,
aseguró.
Este año, el país aprobó una ley que considera ilegal la compra de tabaco por
parte de personas menores de 16 años. Es el primer límite de ese tipo a la edad
de los compradores de tabaco en Francia.
Las autoridades están castigando también a quienes infringen la prohibición de
fumar en hospitales, aeropuertos y otros lugares públicos. Muchas personas
incurrían en esas infracciones.
Además, el gobierno presiona a la industria cinematográfica para que deje de
glorificar a los personajes fumadores.
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