Los componentes necesarios para un desayuno de este tipo son alimentos
que contengan carbohidratos y proteínas, los que nos evitará molestias
estomacales y sobretodo, un desempeño irregular en nuestro trabajo.
Los carbohidratos aportan glucosa, principal alimento del cerebro, que permite
mantenerse despierto y trabajando. Pero cuando se exagera se corre el riesgo de
que el cerebro se concentre en el proceso digestivo desplazando al resto de las
actividades.
Por eso, un aspecto importante, considerando el notable aumento de problemas
de obesidad, es que todas las horas de alimentación sean adecuadas en términos
de calorías.
A diferencia de los niños, que requieren mayor cantidad de carbohidratos, se
recomienda a los adultos un desayuno con las porciones justas de grasas
vegetales y animales (aceite y manteca), carbohidratos (pan y galletas), proteínas
(huevo y quesos), calcio (leche, yogur y crema) y vitaminas (frutas y
verduras).
Lo que corresponde a un preescolar o escolar es que al desayuno tome un
volumen de leche de entre 200 y 250 miligramos, lo cual puede ir acompañado de
cereales. Además, lo ideal es tomar un vaso de jugo natural o comer una fruta, lo
que es muy difícil conseguir con niños de esa edad.
También aconseja agregar pan con una capa muy delgada de manteca, y un trozo
de jamón desgrasado o de queso blanco. Estos alimentos contienen hidratos de
carbono, proteínas y lípidos que deben estar en una porción adecuada y
conforman una dieta equilibrada.
En todo caso, es preferible los cereales al pan; pero si se va a comer pan es
mejor elegir el pan integral y no el blanco.
La leche es fundamental, especialmente en los niños, por su alto contenido en
calcio y proteínas.
Así, es momento de comenzar a tomarse unos minutos temprano por la mañana
para darle más espacio a la base de una alimentación sana.
Fuente: www.terra.com.ar
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