Como fuentes importantes de ácidos grasos Omega 3, el atún, el salmón, la
merluza, el arenque o la caballa permiten luchar contra la demencia y el infarto,
además de mejorar la memoria.
Así lo comprueba un estudio llevado a cabo por expertos del Centro de Medicina
Universitaria Rush de Chicago (Estados Unidos), y a publicarse en diciembre en
Archivos de neurología (Archives of Neurology), una de las revistas especializadas
de la Asociación Médica de los Estados Unidos.
El estudio, encabezado por la doctora Martha Clare Morris, consistió en determinar
a través de tests cuál era el estado de las funciones cognitivas y cerebrales de
6.158 personas mayores de 65 años, todas participantes del Proyecto de la Edad
y la Salud de Chicago (CHAP, por sus siglas en inglés). Las pruebas se hicieron
durante seis años, con seguimientos cada dos años.
Además de la edad y del estado de sus capacidades mentales, los estudiados
también se sometieron a encuestas vinculadas con su alimentación y su estilo de
vida. Entre otras cosas, se analizó su grado de ejercitación física, de consumo de
alcohol, de actividad diaria, sus costumbres respecto a 139 alimentos
diferentes.
Luego del estudio explica Morris- concluimos que, en comparación con las
personas que no incluyen el pescado en su dieta, aquellas que ingieren dicho
alimento al menos una vez por semana a lo largo de un año presentan un 10 por
ciento menos de declinación de las funciones que tienen que ver con la actividad
del cerebro. En el caso de quienes comen pescado dos veces por semana, la
cifra alcanzó el 13 por ciento.
Los responsable del estudio realizado en Chicago señalaron que una dieta rica en
pescado ayuda a mantener la mente activa debido a que éste contiene gran
cantidad de ácidos grasos omega3, sustancia de conocida acción preventiva
frente a enfermedades cardíacas. En cuanto al tipo de pescado, los especialistas
recomendaron especialmente consumir salmón y atún.
Por otro lado, el pescado no sólo contribuye a mantener una buena salud mental
(tal como lo sugieron estos estudios), sino que también ya se sabe que actúan
sobre el sistema inmune y nervioso, mejoran la presión arterial y disminuyen el
riesgo de arritmia cardíaca.
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