Crece la venta de suplementos dietarios en Argentina

Algunos estudios científicos recientes demuestran que una sobredosis de
estos complejos de vitaminas, minerales y hierbas de venta libre —que se
presentan como tabletas, cápsulas, líquidos y polvos—, no sólo no compensa las
deficiencias en la alimentación ni previene enfermedades, sino que además
aumenta el riesgo de contraer ciertos trastornos.

Una prueba científica publicada en la última edición del British Medical Journal
concluyó que los multivitamínicos no previenen infecciones en ancianos. En tanto,
un estudio difundido por el Instituto de Cáncer de Estados Unidos determinó que
los suplementos de antioxidantes (como la vitamina E o el betacaroteno) no tienen
efectos preventivos comprobados en personas con ciertos tipos de cáncer e
incluso pueden tener efectos adversos en estos casos.

Mientras avanzan las investigaciones, crece la polémica sobre la efectividad de
estos productos. Los más peligrosos —aseguran los expertos— son los que
contienen vitaminas liposolubles (como la A, D, E y K), que no son fácilmente
metabolizadas por el organismo, y los polivitamínicos, con múltiples vitaminas en
una píldora.

«Si se ingieren excesivamente, puede producirse una hipervitaminosis, que deriva
en problemas como dolores musculares, distrofias o desarreglos menstruales en
la mujer», explica el doctor Javier Valverde, del Colegio Oficial de Farmacéuticos y
Bioquímicos.

«El consumo elevado de las vitaminas A y D puede provocar trastornos hepáticos,
óseos y fenómenos de astenia», señala Daniel De Girolami, presidente de la
Sociedad Argentina de Nutrición.

El otro grupo de vitaminas, las hidrosolubles, como la C, «se eliminan por la orina,
por lo que no tienen efectos tóxicos como las liposolubles», aclara
Valverde.

El Código Alimentario Argentino restringe los suplementos dietarios a personas
que «presentan necesidades básicas dietarias no satisfechas o mayores a las
habituales». Además, aclara que se dirigen a personas sanas, que no se
encuentren en «condiciones patológicas». A saber: no son medicamentos, con
propiedades terapéuticas, sino «reforzadores» nutricionales.

«Los suplementos no se recomiendan para personas con problemas circulatorios,
diabetes, o cualquier patología de base, porque su uso puede aumentar el riesgo
de padecer ataques cardíacos», puntualiza Valverde.

La advertencia no es nueva. Estudios anteriores habían probado que elevadas
dosis de vitamina E (más de 200 unidades diarias) —que muchos toman para
prevenir afecciones cardíacas y mal de Alzheimer— pueden aumentar el riesgo de
sufrir ataques cardíacos o derrames cerebrales.

Sin embargo, hay quienes defienden el uso de estos productos. «Los suplementos
con antioxidantes son muy buenos complementos para la medicación, en especial
para los ancianos, que pueden tener dificultad para masticar o tragar», afirma
Juan Hitzig, especialista en medicina del envejecimiento. Para muchos, el
problema es que estos productos son de venta libre —no sólo se venden en
farmacias, sino también en supermercados, herboristerías, y a través de
programas de televisión e Internet— y que por eso nadie regula cómo se utilizan.

Publicado en: Novedades

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