Hay países latinoamericanos que tiene al 25, incluso al 30 por ciento de la
población con obesidad, y los números para sobrepeso son todavía más
alarmantes, dijo el director adjunto de la Organización Panamericana de la Salud
(OPS), Joxel García.
Según la OPS, la diferencia es que en los Estados Unidos hay conciencia de que
existe una epidemia de obesidad, principalmente porque hay recursos que
permiten realizar los estudios que revelan con exactitud cómo ha ido aumentando
la incidencia del sobrepeso. Esto permite a las autoridades tomar medidas,
implementar campañas de prevención y programas, y llevó al gobierno federal a
tomar la decisión de llamar «enfermedad» a la obesidad, con lo cual se liberan más
recursos para combatirla.
En América latina, en cambio, la falta de recursos no siempre permite realizar los
estudios correspondientes, pero en los países donde sí se han elaborado
estadísticas se ha encontrado que la obesidad y el sobrepeso están en aumento,
en todas las clases sociales, y que en consecuencia hay una mayor incidencia de
diabetes. Chile, México y Brasil, por ejemplo, tienen estudios que demuestran esta
tendencia, dijo García, quien explicó que una combinación de factores hace que la
obesidad afecte ahora a más gente que en el pasado.
La población en América latina ha emigrado del campo a las ciudades en las
últimas décadas, transformando a este continente en el más urbanizado del
planeta, pero una consecuencia negativa es que el sedentarismo es mucho mayor
en las ciudades y muchas veces también baja la calidad de la comida. Una
persona que vive en el campo y desarrolla actividades típicas del medio rural,
como cosechar cultivos o pastorear ganado, tiene una actividad física difícil de
conseguir en la ciudad, mientras que su ingesta de alimentos está en general
integrada por muchas más verduras y frutas, a diferencia de la «comida chatarra»
que se consume en las ciudades.
Los estudios también revelan que la obesidad afecta a todas las clases sociales,
incluyendo a los más pobres. Esto se explica porque los alimentos con más grasas
y más calorías, y de menor calidad desde el punto de vista nutritivo, (conocida
como «comida chatarra») es la que es más accesible, porque es la más barata, dijo
García. Cada vez más, comer bien cuesta caro. Esto es obvio en los Estados
Unidos, donde comprar frutas y verduras orgánicas, es decir, que no estén
modificadas genéticamente y que no hayan sido tratadas con químicos, es mucho
más caro que comprar una hamburguesa con papas fritas en un restaurante de
comida rápida.
Once países de América Latina se congregaron en 2003 en Costa Rica para
analizar cómo enfrentar las enfermedades no transmisibles, como son la diabetes,
la obesidad y la alta presión, y la conclusión fue que el factor fundamental es la
educación para la población en general. La OPS está desarrollando un programa
de acercamiento multisectorial, uniendo a los funcionarios gobiernos con los del
sector privado y el sector académico.
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