Sin embargo, no se debe aconsejar su uso sistemático sin comprobar
previamente una adecuada tolerancia a la misma bajo control del
especialista.
La alergia a las proteínas de la leche de vaca puede afectar hasta a un 3% de los
lactantes, y parece que en los últimos años ha aumentado su incidencia,
posiblemente por factores exógenos como el abandono precoz de la lactancia
materna y la introducción de suplementos de fórmulas, aunque puede que
también afecten factores endógenos como las características genéticas.
La leche de soja o hidrolizados de proteínas, pueden servir para garantizar el
adecuado desarrollo nutricional de estos niños durante la lactancia. La alergia
suele desaparecer en el 90% de los casos antes del año de vida, pero en el 10%
restante puede perpetuarse el cuadro alérgico más allá de los 5 años de edad.
Estos niños pueden recibir las fórmulas diseñadas para los lactantes, aunque
existen problemas de tolerancia y de precio.
Las leches de cabra y oveja se han empleado como alternativa a la leche de
vaca, sin embargo no hay datos suficientes para saber si los pacientes con alergia
pueden sustituir una leche por la otra. Por ello, un grupo de investigadores de
Barcelona ha realizado un estudio en 12 niños con alergia a las proteínas de la
leche de vaca. Los resultados han sido publicados en el último número de los
Anales de Pediatría.
En el 25% de los pacientes, los test de reacción adversa inmunológicos a la
proteína de la leche de cabra fueron negativos, y se correspondieron con una
buena tolerancia oral inmediata y tardía, pese a que los pacientes tenían test
positivos para la leche de vaca. Los otros niños presentaron síntomas clínicos tras
tomar la leche de cabra, como urticaria y test cutáneos positivos.
Aunque han aparecido recientemente en el mercado marcas de leche de cabra
empaquetada en las que se preconiza su empleo para personas con problemas
con la leche de vaca, no se puede aconsejar a todos los niños con alergia a la
leche de vaca su consumo sin antes asegurarse de la posible tolerancia. Pero
para aquellos que sí la toleren, se la debe considerar una buena alternativa dado
que su valor nutricional es muy similar al de la leche de vaca.
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